Impalpable, tu aroma se introduce en mi asfixia hasta licuarme el pecho. El gas del veneno me corrompe la naturaleza. Mis pupilas se extienden a la locura, y la sonrisa se me ensancha maniática en el rostro.
Tu ávido recuerdo ha devorado mi corazón, y ahora sólo subsistiré arrancando ánforas palpitantes con las ganas desgarradas de olvidarte. Ya he perdido los últimos vestigios de humanidad: no tengo nada con qué retenerla.
Desprovista de toda oportunidad, me marcho a las tinieblas como un ser ruin, semi-monstruo, anudándome en el caparazón de las infamias, en que otros espectros se refugian hasta la demencia: nuestra nobleza fue depurada.
Tu ávido recuerdo ha devorado mi corazón, y ahora sólo subsistiré arrancando ánforas palpitantes con las ganas desgarradas de olvidarte. Ya he perdido los últimos vestigios de humanidad: no tengo nada con qué retenerla.
Desprovista de toda oportunidad, me marcho a las tinieblas como un ser ruin, semi-monstruo, anudándome en el caparazón de las infamias, en que otros espectros se refugian hasta la demencia: nuestra nobleza fue depurada.
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